"Del electro al disco y del disco al northern soul". Así de premonitorio se mostraba Guille Milkyway cuatro años atrás en una de sus célebres canciones y pocos intuíamos que esa máxima se iba a plasmar al dedillo en la práctica totalidad de su nuevo trabajo "La Polinesia Meridional". Un esperadísimo álbum mimado hasta el más mínimo detalle y que nos muestra a un Guille inquieto en su disco más personal y emocional editado hasta ahora, evocando a la evasión y al escapismo con una retahíla de nostalgias, miedos e inseguridades disfrazadas de ritmos pegadizos, agitados y bailables marca de la casa (azul). El sonido ha dejado de ser "efervescente" para convertirse en una minuciosa superproducción atemporal, ajena a modas o tendencias pasajeras, que sin duda le permitirá perdurar en el tiempo, al situarnos más bien en unos speédicos años 70 con la música de baile elevada a su máxima expresión.
El tempo es constante y en ocasiones endiablado. Se trata sin duda de un disco para bailar repleto de referencias clásicas a Phil Spector, la ELO, los tiempos de la Motown o incluso a los mismísimos Abba, siempre tuneados por el filtro de un inspirado Guille Milkyway que vuelve a tirar de ingenio demostrando por qué es capaz de ganar un Goya con una rumba. Llama la atención sin embargo el pesimismo de muchas canciones y las historias que allí se cuentan. Pasamos de "El Momento más Feliz" al "Sálvese quien Pueda". Se brinda por la fatalidad y a los chicos les roban todo atisbo de color, mientras que todas tus amigas se suicidarán mañana (por la mañana). No terminamos de averiguar si lo que se encienden son las luces rojas de la disco o las luces rojas de emergencia (red lights red lights) y Milkyway hace un desnudo integral en "La Vida Tranquila", fiel reflejo de todo aquello que el disco transmite... y es que parece que la alegría y el optimismo esta vez se quedaron en el planeta Jambo junto a los personajes de Jelly Jamm.
Sin embargo en el poso todavía queda un resquicio de esperanza con "La Chica más Hermosa", que supone un espaldarazo definitivo al optimismo y nos permite volver a tener el sol con una ancha sonrisa en la cara. Guille vuelve a creer en Philadelphia, en Norman Harris y por fin nos abre una puerta para saltar al vacío y sincronizar nuestras ideas. "Vamos a escapar, más allá del mar, somos éter, somos hadas, orgonitas, polvo sideral". En definitiva, tal vez "La Polinesia Meridional" sea un álbum menos directo o inmediato que sus predecesores, pero sigue emocionado como el que más y transmitiendo infinidad de sensaciones... sensaciones pop al fin y al cabo, con precisas y preciosas melodías que terminan por pegarse a las entrañas subiéndote hasta la cabeza sin que puedas dejar de bailar o tararear ni en el más profundo de los sueños. Esos sueños que te ofrecen una nueva oportunidad. Sueños en los que nunca sucumbes, más bien al contrario, esos sueños en los que bailas para mi. Watch out!!
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