Tras el anuncio de las últimas medidas tomadas por el Gobierno de España relacionadas directamente con materias culturales, un considerable grupo de medios musicales del país hemos decidido unirnos para manifestar una común disconformidad. Esperamos que lo expuesto a continuación sea compartido anímicamente y respaldado dentro de lo posible por nuestros lectores, tan afectados como nosotros mismos.
Todas las cabeceras que firmamos este manifiesto tenemos en común la pasión por la música, que cada cual refleja a su manera, de forma peculiar e independiente. Más allá de eso otra característica nos define prácticamente a todas: salvo algunas excepciones, en nuestras páginas el comentario político había sido hasta hoy, cuando algunas ya están cerca de los treinta años de existencia, tangencial o incluso inexistente. Sin embargo, vivimos un momento histórico extraordinario que requiere de respuestas no menos extraordinarias por parte de todos. No se nos escapa que España pasa por momentos muy complicados. Tampoco que en esta situación se demanda del ciudadano de renta media-baja un esfuerzo enorme que se traduce cada día en cientos y miles de nuevos dramas humanos. A la vez, asistimos atónitos a los beneficios millonarios de los directivos de esas cajas que han quebrado el país, a las suculentas indemnizaciones de altos cargos que abandonan sus puestos de responsabilidad en medio del escándalo, a la indecencia de buena parte de nuestros políticos. En medio de este paisaje el Gobierno ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca a una situación ya insostenible tomando una serie de medidas que condenan a la ciudadanía en general a poco menos que la indigencia y a un sector determinado, el de la música y la cultura popular, a la desaparición.
Entre las medidas adoptadas el pasado viernes 13 de julio se encuentra el incremento del 8% al 21% del impuesto del valor añadido (IVA) sobre el precio de las entradas a salas de cine, teatros, festivales musicales y conciertos. Es el definitivo golpe de gracia para un sector que depende del gasto en ocio para su supervivencia y que ha ido viéndose acorralado progresivamente por las decisiones de nuestros gobernantes. Porque en el mundo de la música popular, a diferencia de otros sectores industriales e incluso culturales, la subvención siempre ha sido escasa cuando no directamente nula y, sin embargo, la lista de zancadillas a la iniciativa privada por parte de las Administraciones es interminable: desde la promesa incumplida por parte del anterior Gobierno de considerar los discos y directos como producto cultural y rebajar su IVA al 4%, hasta la prohibición a acceder a una sala de conciertos a los menores de edad, pasando por las periódicas trabas a promotores y hosteleros para impedir que programen música en directo. Especial hincapié merece la nula respuesta que han dado nuestros gobernantes durante la última década al problema de las descargas ilegales, que se ha llevado por delante infinidad de puestos de trabajo en discográficas y distribuidoras.
Discográficas, distribuidoras, promotores, salas, empresas de promoción y comunicación, técnicos y por encima de todo músicos son los damnificados del desprecio y hasta rencor que muestran nuestros gobernantes para con un sector que supone buena parte de ese 3% del PIB generado por la cultura y que se encuentra en proceso de descomposición. También uno de los mejores escaparates posibles para esa marca “España” que a nuestros políticos tanto les gusta pasear: ¿alguien duda lo mucho que hacen por la imagen y la economía de este país nuestros músicos o festivales?
Por supuesto entre los damnificados también nos encontramos nosotros, la prensa especializada, que vemos cómo la publicidad (una importante fuente de ingresos. Y otra vez insistimos: que no el dinero público) se bate en retirada. Primero se fueron las discográficas como consecuencia de las nulas ventas, luego las grandes marcas a causa de la caída en el consumo y ahora lo harán los promotores, salas y festivales, condenados por la subida del IVA del ministro de Hacienda, el señor Montoro. Esto, unido a la inevitable caída de las ventas de quiosco, definitivamente nos deja en una situación difícil de sortear.
Por eso, la razón de ser de este manifiesto es doble.
Por un lado, mostrar nuestra absoluta solidaridad con el resto de compañeros del mundo de la música, brindar nuestro apoyo y demandar el suyo a la vez: si de todo esto algo se salva será únicamente por la fuerza que mostremos unidos.
Y por otro, dirigirnos a todos los que nos leéis, que nos consta que sois muchos y fieles. Lo cierto es que el tiempo se ha acabado y nos encontramos ante un ahora o nunca: o reclamamos aquello que consideramos justo o nos veremos privados de ello para siempre. Y esta advertencia se refiere tanto a la posibilidad de ver a tu grupo favorito tocando en tu ciudad como al acceso a la educación y la sanidad. No nos corresponde a nosotros señalar a unas siglas concretas, pero sí pedirte con todas nuestras fuerzas coherencia y que actúes conforme a tu conciencia desde hoy mismo respecto a todo lo que está ocurriendo a tu alrededor, vivas en Barcelona, Madrid, Burgos o un pueblecito de Galicia. No te calles. No te acomodes y reclama lo que consideras que es justo. Y si a pesar de nuestro esfuerzo nos lo siguen negando, no te olvides de cuanto ha ocurrido estos últimos años cuando llegue la hora de votar.
Firmantes del manifiesto:
DimensióN POP se adhiere al manifiesto en su integridad
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